Hoy, nuevamente entrelazados,
veo y siento nuestros frios labios,
entre tanto y tanto
corre el viento angustiado.
Escucha el viento
susurrando entre brazos;
siente el viento
sobre mudos testigos.
Más ella
cada noche cuida y vela,
a través de mi ventana,
las sutiles fantasías.
Esta noche, sin embargo,
su esfuerzo es ahora mayor;
su luz alcanza rara vez mi rostro
entre espacios y cielos de desesperación.
¿Podría haber sido peor?
Entre suaves sollozos
ya haber esperado,
Impaciente, cada ocaso.
¿Podría haber sido mejor?
En el amplio universo estrellado,
para luego haber despertado
entre espinas de blancos y rojos brotes.
No olvides cerrar la puerta al salir,
para sentirme más a gusto
junto a el pálido y hermoso rostro
de quien, que desde lo alto, aún me observa.