-¿Llueve?
-¿Importa?
-No, solo que...
Un dulce verso que se aventura a brotar de ambos labios en comunion deteniendo sutilmente el supuesto enunciado; luego un silencio aterrador pone en evidencia nuestras claras intenciones.
Las miradas lascivas dan paso a caricias poco planeadas y sentimientos ocultos en lo más profundo de nuestras miserables existencias.
Una de sus manos, silenciosa, se aproxima al pomo de la puerta mientras la otra me invita dulcemente a la perdición más allá de sus ojos.
-¿Vamos?
El silencio parece ser la mejor respuesta... a la par me levanto y enciendo el objetivo.
-¿Corremos?
-¿Estás seguro?
-¿Que más da? De todas formas terminaremos empapados... sumergidos.
¿Será preciso el pedir solo un poco más de agua o lava quizás?..