miércoles, 14 de diciembre de 2011

Recuerdo

Y los ojos furtivos,
cómplices en el amor,
huyeron de sus nidos
arrancando la pasión.

Oculta por los siglos,
que vieron mudos al mar,
y en el sentir ingenuo
Sin comprender el compás.

Dos niños, en silencio,
de la mano y bajo el sol,
recuerdan angustiados
la vana proyección.

Frágil y apresurada,
de la frustrada adultez
y eternidad pasada,
lenta y veloz a la vez

¿Dónde van las lágrimas?
¿Qué más se puede hacer?
Luego de emancipada
la alegría en el viejo ser.

Desnudo ya de vida,
podría, al menos esperar,
ver la luz del nuevo día
y algún cuerpo reclamar.

Sin embargo van los años
y la obsesión de aguardar,
fundiendo al olvido pronto
y dando un nuevo y feliz cuento que contar…


Mientras obstinado, aún queda un resto de pie de limón y lágrimas sobre las velas, que no distan mucho de aquella realidad, tan lejana y fugaz, que parece a ratos no haber existido jamás…