lunes, 20 de junio de 2011

El Mal Viste de Cuello y Corbata.


¿Qué es exactamente el mal?

Vendría siendo la pregunta más controversial y, junto con ella, el cómo distinguirlo y erradicarlo, en lo posible de nuestro día a día. Es precisamente de lo que se ha encargado el hombre desde hace muchos años, para lo cual se ha valido hasta de sanciones socio-religiosas en búsqueda de su desaparición, o por lo menos de una, aunque sea mínima, disminución.

Ahora bien, esto parece estar de tal forma arraigado en el género humano, que incluso podríamos tenerlo a diario frente a nuestros ojos sin siquiera percibirlo, o peor aún, oculto y esperando aflorar en el momento menos esperado, teniendo en cuenta, quizás como idea, el no haber actuado nunca mal pero, sin embargo, sin tenerse certeza del cómo se valla a reaccionar frente alguna situación que involucre dolor emocional o físico, frustración, ira, etc… Esto más allá del cómo se valla a clasificar, pues en la práctica todas las formas de llamarlo, por ejemplo las del tipo alienación, anticultura, avaricia y una extensa terminología, acaba, más que por disminuir el mal, en encasillarlo de tantas formas posibles que aparecen nuevos términos, nuevas formas e incluso, empeorando el tema, relacionándolo a una suerte de distintos grados de maldad.

Al hecho de ser propensos a hacer el mal y el que existan tantas clasificaciones, además debemos sumar el condicionamiento y la fuerte sobreexplotación del que supuestamente sería el portador y, en efecto, aquel que se encargaría de personificar el mal. Acostumbramos a ver, tanto en revistas, periódicos, televisión, entre muchos otros medios visuales, aquel prototipo típico de criminal, encarnando el mal; de aspecto ruin, mal vestido, desaseado y despreocupado de su aspecto, incluso, en algunos, casos relacionado a un color de piel, pero;

¿Qué es lo que sucede cuando aquel prototipo es permutado por el que anteriormente hacía las veces de héroe, bondadoso o angelical cubierto por una cabellera rubia, quizás, y ojos de color?

Peor aún, si a ello le sumamos un terno o un traje militar y una cantidad de papeles y figuras garabateadas en ellos, que van a cubrir todos los hechos con la tinta infalible de la legalidad, en cada una de las firmas que ratifican y aceptan el maltrato y la exterminación en serie de miles y miles de personas, en nombre de las personas a las que representan, y que en muchos de los casos no entendían lo que sucedía, o la manipulación de la información era tal que creíanestar obrando bien.

Conforme a ello en Alemania, incluso antes de la violencia con la que fue tratado, no solo el pueblo judío, sino que también una gran cantidad de otras personas provenientes de las zonas conquistadas, prisioneros de guerra e incluso políticos disidentes, se tuvo un ambiente hostil, marcado por la censura y quema de libros, donde se sentaron las bases de lo que sería uno de los más terribles exterminios, a nivel industrial, de personas que se haya documentado y haciendo caso omiso a lo que alguna vez se escribió haciendo una relación entre quema de libros y de personas;

Dort, wo man Bücher verbrennt, verbrennt man am Ende auch Menschen.

Ahí donde se queman libros se acaba quemando también seres humanos.

Heinrich Heine, 1821, Almansor”.

Acercándonos a la “Noche y Niebla” pronto vemos parajes ahora deshabitados, algunos convertidos en lugares turísticos, de donde incluso hoy no es difícil encontrar una que otra fotografía en internet de algún joven posando al costado de algún crematorio nazi o algo por el estilo, sin parecer importarle de lo que fueron testigos aquellas construcciones.

Pronto empiezan a suceder uno a uno los lugares escogidos, con diversa arquitectura, para albergar, para aquellos años, a los que prácticamente parecían ser subhumanos, y obviamente no buscando precisamente la comodidad de aquellos seres, sino que más bien la productividad y el abaratar costos; a un costado de la línea de ferrocarriles para evitar la construcción de un nuevo tramo, y qué más da el tipo de construcción, si prácticamente tenían de todo en aquella mini ciudad, desde cabarets a hospitales quirúrgicos de última generación donde se realizaban las más sorprendentes bisecciones con los más fuertes anestésicos dotados de hambre, sed, indiferencia, desprecio, odio y un extenso etc… todo para que el paciente, recluso, interno, subhumano, judío, o como quiera llamársele, tuviera una grata estadía despojado de sus sentimientos, anhelos y humanidad.

Resulta bastante curioso el resistir imperioso de aquellos que finalmente llegaron a vivir para comer lo que pudieran obtener por caridad, las menos, y por suerte la mayoría de las veces, quizás a modo de expresar lo difícil que sería acabar con ellos o cualquier persona, o respondiendo a la idea de aferrarse a lo único de valor que les quedaba, quizás incluso por sus creencias religiosas que les impedía acabar de una vez ellos mismos con sus vidas o tal vez simplemente aferrándose a la idea de que pronto vendrían tiempos mejores para aquellos que lograsen resistir.

¿Qué es lo que sucede cuando se siente más respeto por un árbol, que antaño sirvió de inspiración a un célebre compositor, que por las mismas personas con las que se compartieron experiencias de vida, con las que se interactuó a diario de manera normal solo años antes?

Ya es molesto el albergarlos, pronto llegará un nuevo tren atestado de res, debe ser reducida la que habita hoy por hoy este “campo de concentración”, quizás en unas duchas con gas todo acabe más rápido entre mujeres, hombres y niños… qué más da es probable que ni las leyes reconozcan que existieron. Es así como comienza luego la combustión, y resulta sorprendente, pues ahora hay que preocuparse de que sea lo menos dañina posible para el medio ambiente; es preciso recalcar, para el caso, que no solo se buscaba la completa desaparición sino que además, antes de ello, y con la denigración a los detenidos a la hora de ser ahogados y quemados poco les restaba de su integridad humana tanto física como psicológica.

Pronto probablemente el orgullo los llenó, pues la ley así lo decía y precisamente así se cumplió. La moral se había transformado en papel con nombres y apellidos que firmaban ratificando los pasos a seguir, pero a la par con los sueños de los detenidos que con un poco más o menos de suerte habían logrado sobrevivir las fuerzas del vencedor fueron decayendo por la soberbia hasta que de un momento a otro todo victimarios pasaron a ser perseguidos y ser extrañamente procesados con leyes nunca antes vistas, leyes que fueron creadas ad-hok para ellos. Era el momento de encontrar a los culpables de tanta maldad concentrada, y que es lo que se encuentra entre tanta maldad… quizás no más que un:

“Solo recibí y ejecuté órdenes…”

¿Pero qué es lo que realmente sucede? ¿Ha sido efectivamente erradicada la maldad en un juicio con nuevas leyes instantáneas entre firmas de abogados prestigiosos? ¿No responde eso, acaso, a pagar con la misma moneda de violencia y maldad?

Entramos a un círculo casi vicioso, donde la moral se disuelve y se aprecia solo como un vago recuerdo. Ahora nos resta esperar qué es lo que valla responder la justicia al margen de la maldad.



Inspirado en "Noche y niebla" (documental 1955).

Disponible para ver online por google video pinchando aqui.