De entre oscuros mares de papel
La vi frágil emerger
Extasiada por un romance
Que parecía mucho prometer.
Al poco andar el peso de sus palabras,
Cálido rostro, labios
Y sonrisas espontáneas
Descubrieron cada uno de los abismos.
Se encontraban en secreto,
Nuestros ojos marrones
En plena armonía y contraste con nuestra piel.
De improviso,
Y el por qué vaya a saberlo Dios,
Decidimos juntos decir adiós
Al compás de nuestros cuerpos al amor.
Hoy recuerdo sus cabellos negros,
Rojos y negros otra vez
Más su nombre…
Es acechado constantemente por arpías a las puertas del paraíso.