jueves, 23 de junio de 2011

El Cuerpo

Condicionamiento y Aceptación en la Sociedad

Todo hace suponer que si tuviéramos los medios disponibles poco nos importaría la ética o la moral para intervenir genéticamente al que pronto pasará a ser parte de nuestra familia; antes de ello nos importaría el desenvolvimiento y las ventajas que atraería el tener mínimas, o simplemente no tener problema alguno vinculado al código genético y así ahorrarle una serie de disgustos a esta nueva persona. Por otra parte, y lógicamente, esto no solo sería una ventaja individual, pues también lo sería para los padres, ahorrándoles una serie de condicionamientos y facilitándoles, a su vez, la proyección de estos en sus hijos, a esas alturas ya perfectos.


“Querrán dotar a su hijo de las mejores condiciones posibles. Créanme, ya tenemos suficientes imperfecciones. No… su hijo no necesita ninguna carga adicional, y no lo olviden este niño es como ustedes, simplemente, lleva lo mejor de ustedes…”


Estas son las palabras utilizadas por el genetista en “Gattaca” para terminar de convencer a los padres de Vincent Anton Freeman a la hora de decidir sobre el cómo sería su hijo menor Anton Freeman y de lo necesarias que son todas las intervenciones en su código genético por lo demás.


Es preciso relatar el cómo se desarrolla la historia antes de continuar:


Todo comienza con una persona exitosa con un cargo de gran importancia en una prestigiosa empresa de viajes espaciales, de la cual no deja de llamar la atención su meticulosa actitud, hasta que comienza a relatarnos su historia, en donde nos explica el cómo fue concebido y las discriminaciones (“genoísmo”) que vivió debido a su condición de “no-válido” (no manipulado genéticamente y por ende no apto para desarrollar labores “importantes”). Con ello dentro de su frustración conoce a Jerome Eugene Morrow, quien, pese a ser “valido”, se ve postrado en una silla de ruedas por un accidente automovilístico (que más adelante se verá que pudo haber sido evitado) y por ende incapacitado para llevar a cabo cualquier labor. Es así como Vincent comienza a hacerse pasar por Jerome compartiendo con el algo más que sus sueños de superación. Misteriosamente en la empresa donde trabaja Vincent, ahora convertido en Jerome, ocurre un asesinato y las investigaciones comienzan a arrojar como responsable a Vincent al encontrar restos de su ADN en la escena del crimen, cosa que pone en peligro su viaje al espacio, y en consecuencia sus sueños. Todo esto se entremezcla con una relación amorosa que el protagonista forja con una chica dejando de lado lo que reflejan las muestras de ADN tanto de ella como las supuestas de él. Finalmente el protagonista vence las adversidades y cumple su sueño de viajar al espacio; a su vez Jerome acaba suicidándose para entregarle por completo su vida a Vincent.


Entonces lo que encontramos en esta película es una clara discriminación, y no precisamente positiva y en ayuda del que tenga menos recursos para desempeñar una actividad, lo cual sería lo moralmente aceptable, sino, más bien, todo lo contrario; donde se ayuda y potencia a los mejores dotados y, por qué no decirlo, también se recalcan caramente las distinciones tanto a nivel del entorno social como del entorno familiar, sumando a ello la fuerte competitividad a la que estarían sometidas las personas desde su más temprana edad, tanto como si fueran “válidos” como “no-válidos”.


Esta película es del año 1997, pero claramente está ambientada en un futuro supuesto. Ahora bien, la ingeniería genética es prácticamente nueva para la humanidad, apareciendo recién para la segunda mitad del siglo XX y con ello, contando las primera fecundaciones in vitro para los años 70, a lo cual también podemos sumar la clonación de tejidos e incluso de animales para las décadas posteriores. Este es el tema principal sobre el que va a girar la película y que, por supuesto, nos lo recordará sutilmente cada vez que salga a relucir el salón de la casa de Jerome con la escalera de caracol de fondo, que hace clara alusión a la espiral de doble hélice que le da estructura a la molécula de ADN, a lo cual también podríamos sumar la idea de falso control o dominio de esta por parte de los personajes demostrado con el hecho de que solo en una escena, ya cerca del desenlace ocurra algo que los haga interactuar en la planta superior.


Si llevamos esto a nuestra realidad actual, no es para nada una sorpresa el encontrarnos con similitudes, no del todo idénticas, pero que, sin embargo, nada tendrían que envidiar a los caracteres de aprobación o desaprobación demostrados y utilizados por los personajes de la película. Sin embargo, a todas luces, parece lo más correcto el parecer indiferente a las situaciones de desaprobación pues es parte del condicionamiento que hemos ido recibiendo desde la más temprana edad y donde se nos enseña a ser competitivos frente todas las situaciones; entonces los mismos niños serían las principales presas de condicionamiento tanto por su propia familia como en el entorno educativo; nos vamos a encontrar con que poco a poco, el pequeño individuo, va a responder a características más generales perdiendo irrevocablemente su esencia y donde las mismas grandes instituciones (sumando, a la familia y el colegio, ahora al entorno laboral) van a jugar un papel bastante importante.


Entonces si los cimientos se van a basar en imposiciones, en la capacidad de moldeamiento y maleabilidad, poco se puede esperar de la originalidad lo cual conducirá a la persona necesariamente al punto de aceptar su yo corporal e intelectual por ser una fiel copia (producto del condicionamiento ya mencionado), o que se sienta un ser enajenado y desgraciado por no pertenecer al común de las personas.


Hasta cierto punto esta situación se ve mermada por la relación afectivo-sexual que entabla Vincent con Irene Cassini, con la cual deciden dejar de lado las diferencias, que en un principio parecían ser abismantes, en favor del amor que sentían; sin embargo, si bien se profesa esta idea hasta minutos antes del final, los sueños y ambiciones de Vincent son mucho más fuertes y termina cumpliendo su cometido, dejando a Irene llena de ilusiones amorosas y a Jerome sin el sueño que habían compartido.


Entonces además de eso se nos muestra que la discriminación entraría de lleno a fortalecer no solo la competitividad, sino que además el egoísmo.


En conclusión convergemos en la idea de que el cine se encargaría, premeditadamente, de exagerar, y de sobremanera, aquellas situaciones o acciones cotidianas de discriminación o imposición de modas excedidas, pero, no obstante aquello, no es difícil encontrarnos con casos en los que la ficción se ve superada con creces en la realidad y basta con observar los noticiarios, prensa escrita o los mismos programas de televisión en general, cubiertos de farándula, los cuales ensalzando cánones imponen grados de discriminación y a su vez la no aceptación del yo. Si se quiere ser más exhaustivos también revisando la historia a nivel universal tenemos la cruel imposición de la que fueron presa las culturas menos avanzadas frente a las de mayor contingente militar, etc.


Entonces es preciso preguntarnos qué es lo que esperamos que suceda, o más bien, qué es lo más conveniente para la humanidad, pues crear súper dotados solo fomentaría más la competitividad y además atentaría contra el azahar y los posibles mejores dotes que una persona pudiera tener o desarrollar sobre otra y así mantener un delicado equilibrio entre lo que se quiere y/o puede hacer; sin embargo a la par y poniéndonos en el lugar de un padre o una madre ¿no sería lo correcto dotar a nuestros hijos con las mejores armas para el momento en que se enfrenten al mundo?


Inspirado en Gattaca (película estadounidense de ciencia ficción de 1997)


Disponible para ver online:


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