lunes, 5 de abril de 2010

Entonces he de culpar al tiempo...

Nuestra edad no escapaba más allá de los trece años. De vez en cuando acordábamos encontrarnos a medio día, antes de las clases, en una de las tantas bancas, que adornan la plaza Teresa de los Andes, donde nos sentábamos a conversar, a compartir y a reír sobre cosas efímeras, hasta que nuestras manos se ataban en insorteables nudos y mis ojos decidían sumergirse en los de ella esperando descubrir algo más que su frágil silueta o simplemente hasta que nuestros abrazos y caricias comenzaban a demostrar a la humanidad lo que ambos sentíamos.

A veces fuertemente sujetos de las manos caminábamos lentamente, creyendo que con esto engañaríamos al tiempo, bajo el gris cielo otoñal maravillándonos de los matices que alcanzaban las cumbres de las nubes más lejanas al ser acariciadas por algún peregrino haz de luz o simplemente escuchando el crujir de las hojas secas bajo nuestros zapatos escolares que hacían un eco de festividad en lo más remoto de nuestros cuerpos.

Pronto serían las dos y llegaba el momento de partir.

Nos despedíamos angustiados y, culpando a esas dos horas que veloces habían cumplido con su trabajo, nos dirigíamos cada cual a su colegio deseando que el tiempo siguiera su curso tal y como lo había hecho en las dos horas precedentes.

Por las tardes huía del aula para esperar impaciente a su salida de clases y disfrutar juntos del hermoso atardecer que el cielo anaranjado nos entregaba y que comúnmente traía a nuestras cabezas la idea de descuido quizás de un despistado pintor.

Si bien el atardecer se permitía hacer gala de su lentitud era el tiempo el que nuevamente nos traicionaba y luego de un fugaz abrazo la arrebataba nuevamente de mi lado…

El cielo en aquel lugar, aun hoy, se esmera por devolver cada uno de los matices que entregaba para aquellos días, y los árboles, por su parte, de cubrir con sus cansadas hojas caídas los espacios adoquinados por donde he de caminar, pero lo esencial, aquel recurso más preciado, sé que no dará jamás marcha atrás.



Dedicado a aquella señorita que ocupó un importante espacio y no solo en mis sueños.



*Agradecimientos por la imagen a Simon Carrera
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6 comentarios:

  1. Interesting... quién sería ella?
    me gusta cómo escribes... i liked it :) Aunque en algunas partes es muy repetitivo sobre alguna idea (exceso de énfasis), pero me gusta :D

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  2. me gusta la historia
    nos hace recordar
    todos esos momentos
    los cuales a muchos nos paso

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  3. La vida es un cúmulo de momentos, que la definen como tal, lo más sencillo es vivir y olvidarnos de meditar, lo más simple ke podemos hacer es limitarnos a sentir, y posiblemente es alguna de las cosas más inteligentes... El amor es una utopia maravillosa, un poema de los sentidos, un arma de doble filo... el ke lo sintió bendito sea y el ke lo perdió mi más sentido pésame....
    Me gustó mucho lo ke escribiste Nachín!!! xD

    De: tu mejor amiga de la U ke nunca nunca te molesta :P

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  4. Guau hermano, de verdad una excelente historia... y como dijo alguién por ahí, a muchos nos pasó... Sigue adelante con tu blog Nacho, siempre le echo una mirada a tus distintas historias más no suelo comentarlas xD... y de verdad las encuentro muy interesantes, a decir verdad, no sabría que tipo de críticas hacerte xD... Saludos amigo, que estes muy bien...

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  5. es la nostalgia del amor idealizado?
    eso me parece; un narrador romántico ( no como Ricardo arjona , mas bien como estos escritores del S XVIII ) detallista, etc... , esta bien redondo el relato tuyo
    S.C

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  6. es dificil evaluar el trabajo de un amigo sin involucrar el sentimiento de amistad..ehmm bueno lo intentaré...
    la idea, mas bien el sentimiento que motiva la creación del relato nos llega a todos, nos hace recordar lindos momentos, en una etapa donde la inocencia aún estaba latente en cada uno(bueno no se si a todos, por lo menos a mi sí).
    en lo que respecta al aspecto de la redacción, mas bien la manera de como planteaste las ideas me pareció un poco brusco, y reiterativo en algunos pasajes, quizá ehh no sé jugar un poco más con las palabras, a fin de lograr ese efecto de que el lector sienta lo que tu sentiste al momento de escribir (en algunos pasajes si lo logras, pero falta que sea de principio a fin), pero que se yo... es solo una opinión... me gustó mucho tu relato sigue escribiendo
    Pancho V.

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